domingo, 13 de febrero de 2011

"Le Grand Café de París" III


                                                             
                                                                     



Con el paso de los años fuimos creciendo y pasamos de la adolescencia a la juventud; Algunos de mis amigos y amigas se habían mudado a otras regiones de París por la mala situación económica y la mayoría de nosotros seguimos nuestros caminos juntos… Ya contábamos con 17, 18 y 19 años de edad, habiendo culminado nuestros estudios de bachillerato con éxito…

A la espera del concurso por entrar a la Universidad, aún nos dábamos cita en
“Le Grand Café de París “, Mr. Hoppkins aguardaba nuestra visita con ansias, ya que según él: “Nosotros éramos como sus amigos menores y pasaba ratos agradables con nosotros, ya que le recordábamos como era en su juventud “.
A Mr. Hoppkins le gustaba darnos consejos con respecto a las chicas, de cómo enamorarlas y conquistarlas… Y al parecer sus consejos, daban resultados.
                                                                     
Con el paso de los años Mr. Hoppkins incorporó a “Le Grand Café “un equipo de música conocido como “Hilo Musical  “por medio del cual se podía escuchar música las 24 horas del día de manera continua; Era la sensación del momento.
Al otro extremo de Paris, al Este de la ciudad se había inaugurado el primer Autocine de Francia y pese a todo “Le Grand Café “nunca perdió su vigencia, pues más y más personas visitaban el lugar…

Mientras esperaba mi ingreso a la “Université Paris Sorbonne-París IV “, en algunas ocasiones brindaba mi ayuda a Mr. Hoppkins y lo ayudaba a preparar el café, a despachar a ciertas mesas,a limpiar el lugar  y aprovechaba el momento para admirar el Retrato que allí permanecía . Para ese entonces, Yo era el más pequeño de mi grupo, y contaba con 17 años…  Mr. Hoppkins y Yo, nos  habíamos hecho buenos amigos.
Mr. Hoppkins a sus 58 años todavía se mantenía viudo y vivía solo en trasfondo de la cafetería.
Nunca se supo cómo enviudó…

Pasaron los años y aún no lograba ingresar a la “Université Paris Sorbonne-París IV”. Pesé a mis buenas calificaciones y la promesa rectoral que Yo, sería admitido en esa casa de estudios sin tomar en cuenta mi estatus social, habían  transcurrido 2 años desde aquel entonces y aún seguía aguardando…

En 1926, yo contaba con 19 años de edad y Mr. Hoppkins padeció de una terrible enfermedad que lo llevó a la cama, casi por dos años.
Su estado de salud se deterioraba notablemente. Fue, entonces, cuando me pidió que me hiciera cargo de la cafetería… El destino de “Le Grand Café de París “estaba en mis manos y no podía de dejar de pensar en aquel Retrato… ese cuadro que día a día llevaba mi obsesión al límite.

Mis padres se opusieron a la idea y optaron por hablar con Mr. Hoppkins y convencerlo, de facilitar un número telefónico para llamar a sus padres en Londres, y ponerlos al tanto de su estado de salud.

Mr. Hoppkins les dijo: “Lo siento, no  podré complacerlos. Mis padres murieron en un accidente aéreo hace ya dos años “; Mr. Hoppkins nunca compartió con nadie ese dolor.

- Fue así cuando recordé que hace un par de años atrás, teniendo apenas 17 años de edad, vi llorar a Mr. Hoppkins en el trasfondo de la cafetería ; Y por segunda vez   “Le Grand Café de París “cerró sus puertas al público por cinco días ; La primera vez fue cuando falleció su esposa Anabella y enviudó.

Mr. Hoppkins ya no tenía familia ni amigos, a excepción de mi amistad y mi confianza, les suplicó a mis padres que dejaran que Yo, tomara las riendas del lugar a cambio de una generosa paga mensual.

Yo por mi parte , vi este acontecimiento como algo favorable ya que era la oportunidad que estaba esperando , para poder estar cerca del Retrato , para poder admirar de cerca esa Pintura que me había hipnotizado desde hace mucho … Y acepté.
Por más de dos años estuve al frente de “Le Grand Café de París “. Durante todo ese tiempo elevé las ventas y  aumentó  la clientela y las ganancias prácticamente se triplicaron .El dinero lo manejé de manera pulcra y transparente, tal y como mis padres me lo habían enseñado. Con el permiso de
Mr. Hoppkins, aumenté el salario al personal de músicos, mesoneros, de limpieza  y demás personas que laboraban en “Le Grand Café “.
Para el momento en que asumí la gerencia de “Le Grand Café “, Mr. Hoppkins mantenía una deuda de unos 2000 Francos con los proveedores y otros 4800 francos por concepto de préstamos bancarios ,más 3200 francos por su vehículo último modelo marca “ Peugeot “.

Nunca tuvo cuentas de ahorros en un banco, sino más bien todo el dinero en efectivo guardado en una inmensa caja fuerte. Mr. Hoppkins me había confiado la combinación…
Al cabo de dos años , pude pagar y cancelar todas sus deudas, hasta  incluso aperturé una cuenta de ahorros y otra cuenta corriente a nombre de Mr. Hoppkins y a nombre de “ Le Gand Café de París “. Con el  fin de animar a Mr. Hoppkins, me tomé la libertad de cambiar su Vehículo “Peugeot “, por otro de más clase, un Mercedes Benz de la época…

Mr. Hoppkins siempre agradecía mi forma de llevar las cosas, hasta me llegó a nombrar su socio y Yo, rechacé la oferta, pues mi interés era el cuadro y nada más.
Logré que su convalecencia abandonara su cuerpo y anímicamente se fue recuperando poco a poco; Y con abrazos y gestos de cariño estrechábamos las manos, pactando así una amistad sincera que me conduciría a la locura y a la obsesión inevitable de aquel Retrato, de Aquila pintura que transportaba mis sentidos a otra dimensión… Lo único que pediría a cambio de todo mi esfuerzo y trabajo, por la ayuda prestada a Mr. Hoppkins durante todos estos años, sería el retrato…!
Nada más que eso me hubiera hecho ..!
Continuará …
Amin Sucre Noueihed

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